Cómo practicar el desapego y alcanzar la liberación emocional

Practicar el desapego y alcanzar la liberación emocional. Seguramente son objetivos que alguna vez has escuchado y que has creído tan idealizados que ni te has parado a pensar que sea posible conseguirlo.

 

No pudiendo estar más equivocado, hoy te damos cuatro alentadoras pautas que te van a permitir vivir en armonía con los demás pero sin crear tóxicas relaciones de dependencia, de manera que puedas llegar a ser libre emocional, física y psíquicamente.

 

4 consejos que te harán libre al practicar el desapego de manera sana

 Conseguir el objetivo que hemos propuesto hoy es tan sencillo como aplicar los siguientes planteamientos en tu vida.

 

  • Tú eres responsable de ti y tus actos

 

Aunque sería genial que las demás personas nos ayudasen a menudo, lo cierto es que es algo con lo que no podemos ni debemos contar.

 

Cada persona es responsable de lo que dice, de lo que hace y de lo que consigue. Nadie va a ir apartando de tu camino las piedras que te dificultan el paso ni derribando los muros que te impiden avanzar. Y, sinceramente, ¿te sentirías libre y sano emocionalmente si siempre hubiese alguien que te sacase las castañas del fuego?

 

Avanzar en la vida por uno mismo es lo más gratificante que podemos sentir y, a fin de cuentas, es lo que la vida nos da en prácticamente cualquier circunstancia; no hay salvadores.

 

Debes adquirir la consciencia de esa responsabilidad y ser consciente de que sobre ti recae el éxito o el fracaso de tus actos; el logro de tus objetivos y el abandono de tus metas.

 

Tampoco es buena idea que tu felicidad dependa de otra persona. La felicidad no implica estar en pareja ni ser reconocido por las personas más cercanas; la felicidad la creas tú mismo cada vez que consigues algo.

 

No puedes esperar que tus emociones dependan de los demás, sencillamente, porque lo habitual es esperar más de lo que se obtiene, consiguiendo, de esta manera, resultados negativos y sin que tus necesidades se vean cubiertas.

 

Tienes que cultivar, por ti mismo, todo lo que deseas conseguir. Debes sentirte maduro y responsable, tomar decisiones y ser consciente de lo que ello implica, siendo capaz de elegir por ti mismo y, en definitiva, autosuficiente.

 

  • Vive el presente; acepta la realidad

 

¿Nunca has oído que todo fluye? Nada en la vida es para siempre. Aquello que piensas que siempre estará a tu disposición puede desaparecer de repente. Por este motivo, tenemos que aprender a apreciar lo que tenemos en cada momento, a la vez que a ser consciente de que, en cualquier momento, puede desaparecer. Esto significa que hay que aprovechar lo que se tiene.

 

Por otro lado, hay que abandonar la insana costumbre que tenemos los seres humanos de vivir en el pasado, que recordemos que no se puede cambiar, y en el futuro, el cual es incierto y cambiante. Esto nos hace permanecer en un constante estado de preocupación, de unión a personas y hechos ocurridos o por ocurrir e incluso sentir una culpa que no debería existir por lo que pudimos haber hecho o por lo que creemos que deberíamos hacer y no hacemos.

 

Cada mal trago es como un ancla que tira de nosotros y nos impide avanzar, un apego que resulta realmente tóxico.

 

Las cosas pasan como pasan. Hay que asumirlo y hay que perdonar si alguien ha hecho algo que nos afecte; de nada sirve reconcomernos y generar malos sentimientos que nos hacen permanecer en un bucle de sufrimiento.

 

  • Promueve la libertad, propia y ajena

 

La libertad es la que nos permite disfrutar de la vida; esta afirmación es impepinable. Por este motivo, no tienes que hacerte responsable de la vida de cualquier otra persona, de sus desgracias o problemas, al igual que no puedes pretender que el peso de tus decisiones o actuaciones recaiga sobre otro.

 

Ojo porque esto no significa que no tengamos que tener vínculos emocionales (¡al contrario!), sino que debemos andar y desandar como consideremos pero, obviamente, y como decíamos en el primer punto, siendo responsables de nosotros mismos.

 

El desapego es muy importante para no caer en relaciones tóxicas que nos impidan avanzar y, como podrás suponer, la liberación debe darse en ambas direcciones y no referirnos sólo a un aspecto físico sino también emocional y psíquico.

 

  • Asume las pérdidas

 

Debemos estar preparados para las pérdidas, sino, estás nos pillarán de imprevisto y nos afectarán mucho más fuertemente. Todo, incluso lo material, termina gastándose, desapareciendo o incluso dejando de ser útil.

 

Obviamente, todos tenemos sentimientos; no somos rocas y debemos sentir. Pero para poder ser libre y sano emocionalmente es importante trabajar este aspecto día a día, de manera que cualquier pérdida, grande o pequeña, lejana o cercana, no condicione fuertemente los siguientes pasos que demos.

 

Asumir las cosas hace que seamos más capaces de aceptarlas y que permanezcamos íntegros -todo lo que se puede en cada situación-.

 

Te habrás dado cuenta de que practicar el desapego y alcanzar la liberación emocional no son ya conceptos tan utópicos, tan lejanos e imposibles. Es cuestión de pararse a pensar, detener el mundo por un momento hasta entender esta sana filosofía de vida y ponerse de lleno con ella para comenzar a disfrutar cuanto antes de una merecida liberación.